28 de marzo de 2016

Ángela Ruiz Robles: el libro mecánico precursor del libro electrónico




Ángela Ruiz Robles anticipó la era de las pizarras y libros digitales con varias décadas de antelación.
Ideó el primer precedente de e-book con tres objetivos: aligerar el peso de las carteras de los niños, hacer más atractivo el aprendizaje y adaptar la enseñanza al nivel y necesidades de cada estudiante.


El diseño tomó forma en los talleres militares ferrolanos, un artefacto con carretes que en la década de los sesenta la prensa consideró que “rozaba el mundo de la  abstracción”. Constaba de dos partes, la primera de conocimientos básicos: lectura, escritura, numeración y cálculo. Haciendo presión en abecedarios y números se formaban sílabas, palabras y  lecciones. La segunda funcionaba con bobinas, cada una dedicada a una materia.

El concepto de libro mecánico iba más lejos pues las materias eran intercambiables, pero ante todo, el libro debía ser fácil de usar, intuitivo e interactivo para asegurar un aprendizaje entretenido y no tan monótono como hasta la fecha.


La primera versión fue construida en cobre pero estaba pensada y diseñada una segunda versión de plástico con nailon duro que pesaría aproximadamente 40 gramos, fue diseñada por una empresa italiana, pero nunca se llegó a finalizar.

El libro disponía de sonido, luz y cristal de aumento, elementos indispensables para la enseñanza con necesidades educativas especiales y de idiomas.

Era transportable, de poco peso, para usarse en casa y en el colegio. Apoyaba el aprendizaje con sonidos e imágenes, permitía usarse en la oscuridad y aprender en varios idiomas. Podía adaptarse a alumnos de todos los niveles incluso con ciertas discapacidades (como problemas de visión). Permitía que otros maestros añadieran sus propios materiales y, en general, aminorar costes.

Favorecía la interacción del alumno mediante botones, facilitaba los cálculos, permitía la escritura de números y palabras (con un plástico-teclado para dibujar o escribir), con el cambio de bobinas el contenido era  personalizable para el alumno, creado específicamente por su profesor y tenía la posibilidad de leerlo en horizontal y vertical.

Pese a que la invención fue autorizada por el Ministerio de Educación y Ciencia, finalmente el proyecto no tuvo el empuje y la proyección que se merecía. El motivo fundamental fue que Ángela Ruiz no podía invertir la cantidad de dinero necesaria para la producción masiva y a gran escala del libro y no encontró inversores que creyeran y vieran potencial en el proyecto.

Fue la primera inventora oficial española, su patente es la primera formalizada por una mujer.

También ideó un atlas científico gramatical y un método taquimecanográfico.  Fuente Ángela Ruiz Robles o la innovación al educar

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Ángela Ruiz Robles, la maestra inventora







21 de marzo de 2016